“dieta en el anciano sano”, continuación.
1) Tendencia a realizar menos actividad física hace que
debamos vigilar la ingesta energética para evitar la aparición de obesidad, y
junto a ello recomendar ejercicios físicos.
2) El peor manejo del balance hídrico hace que el anciano
se encuentre predispuesto a la deshidratación por lo que se debe insistir en la
ingesta hídrica de aproximadamente 2 litros de líquido al día. Un buen estado
de hidratación también ayudara a regular el tránsito intestinal, facilitará la
expulsión de las secreciones bronquiales y disminuirá la incidencia de
infecciones urinarias.
3) La tendencia al estreñimiento hay que combatirla con
la ingesta adecuada de fibra: aproximadamente 40 g/d. Los alimentos más ricos
son fruta y cereales. (existen muchos preparados comerciales de fibra).
4) Hay cierta deficiencia de vitaminas y minerales a las
que el anciano puede ser sensible: calcio, zinc, vitaminas del grupo B, D y ácido fólico. Por ello debemos presta atención a estos elementos, y cuando
sospechemos su deficiencia, diagnosticarla y tratarla.
5) La adecuada exposición al sol es imprescindible para
el funcionamiento de la vitamina D y el calcio, por lo que debemos insistir en
ello.
6) La ingesta moderada de vino es característica de la
dieta mediterránea y parece aceptado que una ingesta de alcohol equivalente de
30 g. al día, (equivalente a tres vasitos de vino al día) no es perjudicial.
7) Cualquier cambio en la dieta del anciano debe realizarse
valorando los hábitos y gustos dietéticos del enfermo y teniendo en cuenta su situación
personal: dentición, economía, entorno familiar, etc.
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